jueves, 12 de diciembre de 2013

APARICIÓN

Fantasma que me quitas la vida todos los días, elucubras, deambulas y te vas entre las sombras.
Fantasma que tienes nombre y te enredas en los cabellos de ella y de su hija,  sal a pasear por otros bosques,  mira que hay luna llena como te gusta y los esclavos siguen encadenados cerca de la fogata apagada, en la playa otros buques sin luces flotan sin rumbo.
¡Qué importa que todos hayan muerto!, el olor a la Muerte te excita, la mortecina de las moscas y de los Gusanos azules enlodados con sangre…

Obedeces y cantas entre las luces intermitentes y te escondes atrás de los niños en las novenas como el buey  y detrás de ellos contemplas el pesebre, les desconectas el arbolito y les destiemplas las guitarras y rompes las panderetas, descoses  la vida, la piel, la lógica.  Detienes el tiempo y traes el insomnio, a través de ti está el Miedo, eres el Miedo en el parqueadero solo, en el sótano que no quieres cuidar,   porque no quieres explicar tu imagen en las fotografías, esa luz, esa mancha, esa maldita silueta que no sabés explicar, que no querés  explicar,  en el conjuro que no querés rezar porque lo recitó un suicida y ahora te vas a limpiar otras lápidas, no te importa la hora, no te importa el silencio de las tres de la mañana en esta ciudad que tiembla, que se sostiene por puentes y telarañas, que ve mover escobas cerca de los andenes.

Fantasma que me quitas la vida todos los días, elucubras, deambulas y te vas entre las sombras.

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