TEXTOS 2015


AYLAN


Tirado en la arena
Como un desperdicio marino,
Mudo ante la muerte de arrecife y de coral…
Impactas la playa
Con tu sueño de Muerte…
Duermes para siempre y ni las gaviotas,
Ni los gritos de las olas en las rocas te podrán despertar,
¿Por qué Poseidón se ensañó contigo?
¿Alguna amorosa maestra te enseñó las vocales?
Canción de cuna que lloran las madres,
Duérmete Niño,
No despiertes,
No Mereces sufrir más
de este mundo miserable,
En tus manos se ahogaron las esperanzas,
Tu silencio calló a las sirenas,
Por ti lloran las estrellas del cielo y
las estrellas del mar.

APETITO

Cuando comes para saciar el hambre,
nace tu necesidad más íntima...
Floreces desnuda en la cama y
al abrir la ventana
brilla la luna.
Estás en trance de ansiedad,
sola,
acaricias los senos
y empiezas a amasar la almohada,
el vino te extasía
y crees que tus dedos son faros que tocan un arpa,
una ola besa la arena y humedece tu orilla,
y te vas envolviendo en tus sábanas,
en tu gruta callada
y después de un suspiro y gemido de gata,
otra vez te delatas:
En tu bostezo se grita
tus ganas de sexo.



LLOVÍA

Llovía,
como en Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo,
pero en esta no estaba Isa.
Era Laura Daunke,
sentada viendo llover
con sus pies en las montañas
muy lejos de Berlín, Munich
o de su ciudad con nombre de estornudo.

Una lluvia tupida
alborotaba la rinitis,
con ojos de mujer que mira a Cali,
con los ecos de la nostalgia,
testigo de la lluvia de esa
imagen,
una mezcla de tecnología
y holocausto
y de la barbarie criolla,
a la colombiana.



T - 31

En Cali,
veo más llenas las discotecas que las bibliotecas,
los cementerios abarrotados,
parecen un Parque de atracciones sin electricidad.
Nos anestesia la hora de la Siesta,
en la que aparecen de las paredes
jóvenes títeres
que almuerzan con pegante
y ladran los gatos silvestres
que caen de los árboles,
mientras los ladrones
junto al calor nos hipnotiza...

En Cali,
un estallido de música
cubre el cielo crossover y confundo
una pluma con el acero,
y, en los ojos de la puta,
veo al niño que recita:
"Lleve esta rica y deliciosa galleta,
de chocolate, fresa y vainilla".




JUEVES, 5 DE FEBRERO DE 2015



DAMA

En este respirar,
en el transitar y el girar de la tierra que palpita;
el azul y el ozono,
la selva y el río lento,
ve eclipsar el mar
y en la montaña
un Ejército de hormigas
trabaja para la vida.
Un semáforo,
un volcán,
un ave,
un árbol,
un edificio marchito por la lluvia...
Dentro del ataúd,
un cuerpo empuña un reloj
en el que se detiene el tiempo,
mientras la Muerte ciega,
chasquea las tijeras.



DEXTROSA
Como se regenera tu piel.
Como la suavizas y la perfumas,
olvidando tus noventa años.
Longeva y vital,
hospitalizada y muriendo,
en tus venas hinchadas,
recorren sangre y medicamentos.
Tu manera de morir,
llevándote el secreto
de saber qué se siente.
Te llevarás con tu mundo
el recuerdo de la luz
y todos los colores.
Así no escuches en tu cabeza,
están todos los cantos de las aves,
tus dolores,
y tu enfermedad se llama Vejez
y tú único analgésico
la Muerte.




ALBO AZABACHE

La abuela rica, con lentes negros, recién operada de cataratas, camina en la mañana, a respirar el sol, acompañada de su nueva empleada negra, por la ribera del río Lili, en un barrio de ricos de Cali. Testigos los guaduales y los pájaros que las han cagado dos veces.
En un desanimado monólogo, la abuela rica, cuenta su historia de viajes, museos, monumentos, en su edad senil, aparecen destellos de los hijos ingratos, que sólo se acuerdan de pagar a su empleada cada mes, que piensa, en ese mismo instante, en sus nietos en el litoral, pescando desde niños, amantes del fútbol en la playa.
La abuela rica, sueña mientras habla, con una casa en el campo, llena de girasoles y de caballos blancos, lejos del ruido y de la opulencia de su apartamento, que está lleno de muebles que nadie usa, libros inmensos que nadie lee, ropa olorosa que a nadie viste, mascotas finas que nadie acaricia y decoraciones fastuosas que nadie ve.
La empleada negra, la toma del brazo, para que la abuela rica, esquive sin saber, mierda de perro. Y habla de óperas magníficas en teatros de París, Roma y Venecia; fundaciones creadas en zonas de laderas para niños de la ciudad más insegura del país, mientras la empleada negra, en un silente monólogo, está embebida en sus pensamientos, tirando al mar desde su canoa, una red en compañía de sus abuelos y contemplando tiburones en un acantilado, mientras la tarde se descoloriza hasta llegar a un nocturno azabache.
Pasadas algunas semanas, cuando la sombra blanca que ha estado acompañando a la abuela rica, en sus ojos y se convierte en el color de piel real, sorprendida, la abuela rica, cambia de talante, y en un momento de genuina lucidez, explota como el Vesubio, todo su orgullo e ira guardada y la empleada negra, empalidece, con temerosa sumisión, porque la anciana millonaria, se aleja, sin su bastón Humano, indignada porque ha estado hablando todo el tiempo con una negra.




AHÍ ESTÁ EL RÍO



Ahí está el río,

como lo maldijo Tales de Mileto,
agreste, sonriente, universal,
orinado por el indigente,
mezcla de estiércol y fantasía...
Río que atraviesas la ciudad de los infelices,
no puedes escapar de tu cauce
porque te apedrean tus hijas,
río cantor y prostático
huyes de ti mismo y de la verdad,
hasta que desembocas en el río de los Muertos
y en el océano del Olvido.



IMAGEN DE FESTIVO


Con la humedad del lagarto

que se escabulle detrás de los cuadros carcomidos por la polilla,
el vecino cotidiano usa sus ventanas para secar al sol su ropa amarilla.
Despierta la ciudad más dormida que nunca,
la joven mujer seduce el tráfico ligero del festivo,
los temores se disfrazan de moscas,
y a esta hora se esconde el norte,
empieza la hora del calor
y las nuevas preguntas,
empiezan las horas del dolor
y la niña que será anciana
corre para alcanzar el bus de la estación con gafas negras.
Es la hora del calor,
por eso de nuevo se esconde el lagarto,
pero antes se almuerza con sus ojos de búho,
todas las polillas.




MIÉRCOLES



Mirarte, cuando me miras,

cuando buscando el amor,
estás distraída.
Cuando te miras en el espejo
para colorear tu boca,
cuando peinas algunas pestañas o con la lima,
rozas tus uñas para verte más bonita.
Mirarte, cuando me esquivas,
cuando me quieres mirar,
mirando, sin querer mirar...
Tus ojos son mi tacto con el que siento la caricia,
cuando de pronto
coinciden o se cruzan,
aparece el ángel con su arco y su carcaj,
mostrando la flecha
con la que se enlaza este amor.



DÍA E
No quiero que esta gente vaya a mi velorio,
no quiero que se acerquen a un cadáver que será cremado.
Quiero que se alejen, que sean como siempre indiferentes...
Que sean indolentes,
como la fuente sin agua,
como la plaza de las palomas envenenadas.
Quiero que se vean en el espejo de la Muerte
y que con la carcajada de la ironía,
reconozcan que nunca hicieron parte de mi vida.


NÉCTAR Y AMBROSÍA DE UNA BACTERIA

Para este domingo,
si Dios quiere,
si aún existe oxígeno
en esta ciudad,
quiero desayunar un Bistec con arroz blanco;
el café recién colado
tendrá leche,
Ojalá, Dios no se ría de mí,
ni de las peticiones insulsas,
ni de los asuntos triviales de poca valía.
Para este domingo,
si Dios quiere,
y si no hay terremoto
en esta ciudad violenta,
quiero desayunar un Bistec
con arroz blanco.

CANÁBICO

Tu Semana Santa
huyendo del sahumerio,
fumando,
ofreciendo sexo al mejor postor,
con el pelaje de tu peor Demonio...
Tu cuerpo de hambre se desdobla
esperando arder en fuego.
Tu Semana Santa,
esperando,
sufriendo, gimiendo,
viendo pasar el tiempo,
cosechando huellas decrépitas en tu piel.
Eres gata noctámbula
de callejón de Iglesia,
Sos el pecado y el olor de lo que queda
de la Semana Santa.

AL SALIR

Si te quieres ir,
no hay nada que decir.
Ni rogar ni suplicar,
ni siquiera preguntar...
Para que puedas volar
mi lugar voy a dejar.
Irse es también,
otra manera de amar.
Marchar para que te alejes,
para que te puedas sanar.
Si te quieres alejar,
no hay mucho para hablar.
Mucho lo has pensado,
con la almohada has decidido,
Si Dios te ha convencido,
y soy el vaso que se ha quebrado,
no quiero provocar heridas,
ni cicatrices ni sangrado.
Eres libre
y si has pensado al salir,
cerrar la puerta,
por favor,
¡Déjala abierta!
para que pueda entrar,
una mujer que me amé de verdad.


SÓRDIDO
Apareces y te alejas
en la soledad de la ciudad
que está llena de pasajeros vacíos
que caminan entre sendas de neón.
Detenida en el semáforo averiado,
junto a las esculturas cagadas de pájaros,
el mundo grita
y vende minutos en la calle,
para que te llame,
a pesar de tu indiferencia,
debajo del cielo arratonado,
el dolor es indolente,
sórdido,
sordo...
y cerca a la vitrina
del viejo maniquí anoréxico,
el niño mendiga,
el policía es simple figura decorativa
y la puta
hace su Rosario
y se limpia el barro de las piernas,
y a la distancia apareces
y te alejas para siempre,
cuando te pierdes
en el túnel de las cinco
del que parte un tren,
un autobús sin ruta
o la barca de la Muerte
que se adentra
entre la bruma de la duda.



VISIÓN

Los grillos y las chicharras vegetales
dan la música al campo
que prepara la cosecha cafetera de mayo.
Los perros esperan la comida que se cae
y se mendiga una caricia.
Los niños comen y espantan los zancudos.
La luna Nueva, mira y sonríe.


ANUNCIO
Tu silencio es muy ruidoso,
callado, poderoso.
Tu silencio escandaloso,
grito en la cocina,
gato en cementerio,
perro en el pavimento,
mujer de negro
que se viste ante el espejo,
ronda de los niños
y la luna llena observa,
mientras crece la marea
y los grillos saltan a otros mundos en la hierba;
a través de las palmeras,
pasa un OVNI en zig zag,
la escoba de la bruja, tropieza,
con un avión que cae al mar.
Tu silencio es peligroso,
silente y criminal,
cuarto que se inunda,
llamas que devoran el piano cerrado,
murciélago,
lago,
volcán...
Rincón de la ventana:
Se Vende Casa llena de fantasmas.


SALUDANDO UN FANTASMA

A mi madre no le cuentes
que fui triste y he llorado,
que pensé en el suicidio
por un amor del que fui esclavo.

A mi madre, no le digas
todo el sufrimiento disfrazado,
con poemas,
con relatos
y con las bromas que he callado.

A mi madre no le cuentes
que la invoco todo el tiempo,
que aparece en las noches,
en mis tristes pensamientos.

Que no quise verla en su velorio,
No porque no la amara,
Sino porque no entendía
el odio de la Muerte,
y el dolor que sentía.

Y aunque no estuve en el entierro,
Lo vi y lo sé todo,
En mi padre quedó el recuerdo,
En fragmentos su Memoria
Día a día se ha derramado.
En lo que queda de su historia...

Tú, Señor,
que la tienes a tu lado,
No le digas
que por llevártela tan joven,
a ti también
te he odiado.



COMIDA PARA CERDOS

a Cristian Lerma,
guerrero del pensamiento.


“La primera vez que me engañes será culpa tuya,
La segunda será culpa mía”
Proverbio árabe.
El extraño y violento demonio
que me domina,
en el que convierto
Que, o es tumor
o el Diablo mismo,
aquel que me conduce a decir y hacer
las cosas que otros ven como una ofensa.

Aquel que agrede y es venganza,
aquel que es vergüenza:
Bofetada,
Flecha,
ántrax.

El Ser de miedo
Y las carcajadas sonámbulas
Temor o Tumor
Algo mejor que la Muerte misma.



DICTAMEN
Menos fútbol, más lectura.
Menos internet, más sexo.
Menos duda y más café.
Porque cada segundo suma,
porque el tiempo se bebe la linfa de la vida.
Y las canas,
disminuyen las ganas y
se puebla el bosque de los cabellos caídos.


HÁLITO ANESTÉSICO
Rueda una pelota
y la mitad de un país se convulsiona.
Evade sus preocupaciones diarias
en los madrazos y los alaridos
que invocan el gol,
para espantar dolores,
para convocar los milagros...
Lo horroroso, lo deleznable,
lo abyecto, lo cruento.
Un primer tiempo para disolver la ira,
el miedo, lo incierto.
Un segundo tiempo de gloria,
de la miseria a lo inmarcesible,
rebota el balón y con la catarsis
de la respiración contenida,
un palo rebelde
devuelve
el júbilo inmortal,
y de nuevo,
la realidad,
nos borra
el tricolor de la cara.


MÍNIMO LUMÍNICO

Con la necia soberbia de los poetas,
con la humildad del viejo pescador,
con la paciencia de la Muerte,
como sueños,
se reflejan las nubes del cielo
que cae al lago...
Con la vana vanidad de los poetas,
con la sabiduría y el silencio de las rocas
que esculpe el mundo,
lo escupe la lluvia,
lo funda,
lo funde,
lo nombra...

En el canto del ave
está la sinfonía de las esdrújulas,
en sus nidos,
se entibiece la vida
y al resquebrajarse el huevo,
el trueno mítico
dibuja un relámpago
en la telaraña del firmamento
y detalla un poro del Cosmos...

El aire sopla las mejillas,
mientras como soles,
se abren los ojos
que para dormir
intentan contar estrellas.


 


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