martes, 4 de noviembre de 2014

 PRESENCIA

Traspasas con tu silencio la sensibilidad del átomo,
destruyes los castillos de arena,
estimulas mis sentidos con tu perfume de ardillas acróbatas,
suave olor dulzón que maravillas hasta el calcio de tus huesos,
tu sangre recorre huyendo de tus venas
y recibes la canción del sol
que encierras en tus ojos.

Eres esencia, 
eres fragancia,
lo que dice el esmalte de tus uñas,
el prodigio de contemplar tu mano abierta
y con la otra empuñas el bolígrafo que usas
como arma y para atrapar las palabras
que haces brotar,

monótonas palabras,
porque las salvajes,
las palabras eróticas que nombran lo indecible de la carne
están en otras páginas
y en la mente que te imagina desnuda,
tras entender que caminas como las arañas
y sonríes como las hienas
contando todas las flores del campo,
te escondes en el gemido del ocaso,
acaso orgásmico,
acaso hastiado del polvo del pavimento,
detrás de la estufa cayeron tus sandalias,
después de tu primera explosión de amor.

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