miércoles, 9 de septiembre de 2020

Letanía

 

Letanía

Una palabra basta, un ruido, la lluvia.

Una imagen de mujer vestida o desnuda,

son suficientes para provocar un torrente inexplicable

de ideas, que otros arriesgados, llaman poesía.

Una ausencia, una muerte, una herida, una adiós,

un viejo dolor, la tía nostalgia y la prima melancolía

nos acompañan, llaman y seducen

para envolvernos en mantos de depresión.

Sí, somos depresivos,

ocultamos adicciones y locuras metafóricas,

fantasmas alegres y monstruos de malhumor.

Los poetas no siempre hablamos del amor

ni de  la primavera, no siempre evocamos los arcoíris de junio.

Hay mucho de abandono, traumas, obsesiones, temporadas en el infierno,

 muchos sueños coloreados de pesadillas

y de soledades inconclusas, neurosis, fobias,

miedos que riman con muerte, suerte,

hado, sino, destino y maldición.

A todos los poetas les hablan los demonios

y les dictan versos en el corazón.

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