martes, 3 de octubre de 2017

HUELLA Y PEZUÑA

La mañana clara y el espejo limpio me mostró mi nueva realidad de monstruo. 
Mutante necio, 
incapaz de controlar mis fuerzas, 
y justo hoy, 
cuando ella me citó a la playa que frecuenta a un encuentro erótico, 
tan deseado entre la bruma y las olas, 
entre la arena y las rocas,
ante tanto azul para ver
y tanto mar para saborear.
Imagino que al saludarla mis garras aruñarán sus brazos blancos y al intentar besarla,
 los bigotes de mi hocico carnívoro sólo podrán husmearle los labios antes que mi aliento la adormezca.
En la tarde, cuando ella y yo,
bella y monstruo detestable,
quieran hablar o amarse,
será tarde,
le habré encontrado sabor,
la habré devorado en el último beso.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario