lunes, 26 de junio de 2017

5:30

Entonces era eso,
 la muerte sórdida.

La quietud y la afasia de los nombres que no pudiste decir.

Los pulmones llenos de agua,
El dolor agudo en el pecho.

Era la certera muerte,
la sorda, la necesaria.

La que preferiste porque te dolía el alma,
porque uno se cansa de vivir para la Muerte.

Uno se cansa de luchar para la Nada.
El festivo y el luto…

Entonces era la muerte en domingo
que te mecía.

Un Padre que iba a la tumba
y llenaba de Muerte a sus seis hijos.

La vida se va por la ventana,
la Muerte es la respuesta a todo
Y la única salida.


sábado, 24 de junio de 2017


PREGUNTAS
-¿Si muriera, asistirías a mi funeral?
-Sí, iría.  Aunque sería muy difícil aceptar que una mujer tan joven y bonita se hubiese suicidado.  Dormida, te besaría los labios. 
- ¿Besarías un fantasma?

sábado, 17 de junio de 2017

CASI SUICIDA, CASI HOMICIDA

La muchacha se lanzó al vacío desde un balcón de un sexto piso del Hospital Universitario y al caer descerebró a una joven doctora. Era una buena mañana para morir. Hubo una temperatura agradable en Cali, un descongestionado tráfico en una ciudad que desde temprano pensaba en fútbol. Sus errores, no pensar en la aglomeración de la hora del café. Haber escogido como carrera Enfermería y creer que algún día sería médica.  Haber caído en el cuerpo de alguien que debía morir ese día y no lo sabía. Su error más grave, sobrevivir a una caída libre  de 22 metros de altura. Al poder de 5 bacterias agresivas en hospitalización, a las entrevistas manidas de los psiquiatras ansiosos, a las miradas inquisitivas de tú mataste a la doctora y ni siquiera te partiste el espinazo. Suicida, fracasada. ¡Asesina! Por qué no buscaste otro edificio desocupado, una jaula abierta en el zoológico, salir a correr con tu cadena de plata en el cuello en una tarde de truenos y relámpagos, hubieras aumentado la dosis del raticida, mejorado los cortes paralelos de tus venas, te hubieras arrojado a una camión o autobús en la autopista.
La Enfermera que se lanzó al vacío está enferma. Ayer sepultaron a la joven médica y la universidad como la ciudad se sorprenden con una noticia como estás que pone en evidencia el morbo de la muerte pero que también será olvidada. Está consciente, alerta y escucha todas las voces que le hablan. Escucha de nuevo la ronca voz que le recuerda su vida depresiva y miserable y el rutinario: ¡Mátate, Mátate, Mátate!


SINO Y LADRIDO




Perro y mendigo
van por la calle.
La carretilla, su único tesoro, lleva cartones, costales y hambre.
Allí, comen, cuando tienen.  Duermen, cuando no llueve fuerte.
El sol empieza a dormir y la ciudad despierta a la noche,
Incierta, indolente,
Peligrosa,
Indiferente y egoísta.

El perro ha comido dos pedazos de pan,
la mitad de una salchicha y ha bebido agua en un recipiente reciclado.

El hombre, tose sin cesar,
y aunque nunca ha fumado,
escupe sangre y síntomas de muerte.

La mascota del mendigo,
parece complacido, camina hábilmente entre motos,
vehículos y camiones.
Ha evadido su Muerte,
un autobús lo rozo un jueves y aunque
se asustó,
vivió para ladrar y para rascarse con
desenfrenó su oreja.
El hombre, el mendigo, el amo tiene fiebre
y el perro lo ha sentido cuando en la noche le acarició la cabeza.
Ambos duermen sobre la carreta y sólo a mitad de la noche
el perro se acuesta abajo, cuando arrecia la luna.
Una mañana de martes, sin que nadie lo advirtiera,
el hombre dejó de toser y se fue a su otra  muerte,
dejando sin aire sus pulmones enfermos.

El perro de tres años lamió sus manos,
Con su hocico le olfateó la cara y con un gesto
genuino y perruno,
 lloró su desespero y se despidió a su modo
Canino, sincero y emotivo.

El cadáver, en la carreta rígido,
espera un solidario descubrimiento.
El perro, entiende su Sino y sigue su rumbo.
Buscando su nuevo amo,
Por la vía, algo de comida,
Buscando también su muerte.



sábado, 3 de junio de 2017



SABATINO

Esa ausencia
Llena de vacío,
 que camina
Por la rota alfombra
De las  ecos de las voces y las risas.

Tu sonrisa entre  migajas de pan,
Hebras de tus cabellos en el cepillo preferido,
La ropa extendida, abandonada en el patio,
En la sombra, los geranios secos…

Las últimas miradas a la izquierda…
Las sombras con las siluetas
y las  sobras del viejo fantasma olvidado.

Tu ausencia que habita la casa,
silencia el silencio.
Descalza, caminas.

Para recorrer y recoger los pasos
Entre destrozos y despojos
De espejo, luz y polvo…

La valiente lagartija mira
una rendija para huir
y  al marcharse,

Después de la cortina en jirones,
a través de la ventana entreabierta,
está la playa
con las olas violentas
y muertas que borran tus
Últimas huellas en la arena.