LOS PELAOS DE HOY
A los pelaos
de hoy no les gusta ni les interesa leer.
Los motiva un
poco que les cuenten buenas historias, preferiblemente con temas que aborden la
sexualidad irresponsable, el amor efímero, la informática pornográfica, la
música canina y desechable y por su
puesto el narcotráfico.
De vez en
cuando toleran en silencio, sólo por cinco minutos, una que otra historia de
terror al mediodía.
Quisieran
llegar al colegio a las 9 y 30 de la mañana, para no madrugar. Y Que a algunos, casi todos,
se les dejara dormitar hasta las 11 de
la mañana sobre sus puestos o en el suelo y que los veinte minutos que desearan
durará la única clase – que no tuviera
nada que ver ni con números ni letras- sólo desearían que se les mostrará en pantallas
gigantescas resúmenes de películas en 3D de la saga de vampiros al mediodía.
La comodidad y
las actividades placenteras los seduce.
Bajar,
descargar y grabar canciones de internet les fascina, pero les agradaría más que
se les permitiera escucharlas en clase con la ayuda por su puesto del I pood, i pone, blackberry…
Quisieran
comer en clase y cuando se llenen de tedio quisieran que se les permitiera
jugar en la sala de informática con los computadores o limpiar sus celulares
con las faldas de las niñas.
A casi todos
se les dificulta pensar, cuestionar, reflexionar, criticar, interpretar,
diferenciar y otros treinta y siete verbos.
Son
esencialmente audiovisuales y no soportan la atención por más de 6 minutos.
Luego piden y
necesitan ponerse de pie. El baño es su
cómplice. Muy pocas lecturas les son atractivas y un texto breve de Augusto
Monterroso se les parece un capítulo de Crimen
y castigo.
Mi crimen fue
haber estudiado para profesor cuando pude haber sido fontanero como proponía Einstein…
Mi castigo
será ver crecer esta infeliz juventud confundida entre sus dudas, sus drogas y
la maldición de su reggaetón erótico