miércoles, 6 de noviembre de 2013

COINCIDENCIA


Habían atravesado la capa de nubes y un sol radiante bañaba todo el interior del avión. Todo iba como pensaban: el futuro empacado dentro del equipaje, la ilusión de la felicidad cercana; la millonaria recompensa ganada con una llamada de denuncia y delación, que les garantizaría una vida mejor con dos cuentas bancarias plenas. Cruzaban el océano hacia el país que siempre soñaron. Mientras miraban embelesados el espectáculo enmudecedor del Atlántico, ella le tomó la mano. Se distanciaban de su trópico alegre y violento, alcanzaron a mirarse con ternura, a acercarse con la fuerza magnética de un beso, en el instante justo, en el que en ese cielo azul espléndido, el avión explotó.

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